En lo alto de la fortaleza.Un castillo que nunca llegó a servir para defender y que se quedó en el tiempo como el simbolo de un lugar y de unas gentes.Defensa que no defendió.
Como yo.
Levantando muros que quiero que me defiendan del dolor.
Comienzo con cuatro almenas que delimitan mi cuerpo,habilito 23 ventanas que me dejan entrever,como si fueran rendijas,el exterior.Hago un foso y un porticón.
Los días de sol subo a mi almena preferida,orientada al suroeste,y me convierto en lagartija que pasea por las piedras cubiertas de musgo y liquen de mis fronteras,y me veo desde allí,fortificada.
Pero hay una bandada de mirlos que ha anidado en mi escalera,y un atrevido arbusto que amenaza la solidez de mi pared izquierda con sus raices inquietas.
Unas manos tocan mi piedra y unos ojos acarician los angulos de mi defensa.
Y sufro un ataque de vida,y respiro,y me rindo,y me dejo vivir.
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